He tardado un poco en escribir porque se han acelerado las cosas de repente. Después de quedarnos esperando la firma de la sentencia, nos avisaron de que las familias ya estaban viajando y de que era el momento de pedir el documento de reagrupación familiar. Es lo que piden en España para poder emitir nuestro visado. Es un papel que emite Subdelegación del Gobierno, pero no se podía pedir cita, así que tuvimos que pedir a Consellería que mediara. Su ayuda ha sido fundamental. Esta mañana a las 5 he recibido el informe positivo para poder pedir el visado. Este informe «pone fin a la vía administrativa». O sea, que YA ESTÁ. No más burocracia preadoptiva.
Con ese papel, el informe de idoneidad, los pasaportes de los niños y alguna cosa más (ver imagen), la Embajada de España nos autorizará a salir de India con los niños -si no lo estoy entendiendo mal, porque ya no sé si el visado es para salir, para entrar o para todo.
¿Y ahora qué más falta? Pues falta que la sentencia esté traducida al inglés, (y supongo que aquí la traduciremos al español), que los pasaportes de los niños estén listos y que pidan las partidas de nacimiento.
Y entonces nos vamos. Por cierto, la semana pasada aprovechamos para vacunarnos (no hay vacunas obligatorias, pero nos pusimos las recomendadas: Hepatitis A y B, y fiebre tifoidea, que nos la dieron en pastillas).
Ayer, hablando con Namasté de otras cosas, de pronto nos dijeron «en menos de un mes estáis viajando». Y yo: ¿Cómo?
«¿Pero esa fecha es segura ya?» Que sí, que mediados de noviembre, como mucho unos días más, me dijeron. Esta gente no dice nada, nada, nada y de pronto TE VAS. Nuestro cálculo era hacia Navidades, pero nos explicaron que ellos están haciendo seguimiento, que preguntan, que insisten y que están luchándolo para que nos vayamos cuanto antes, aunque no nos digan nada.
Parecía que no había avances, pero resulta que sí estaban trabahando en ellou.
Total, que mes y medio es mediados-finales de noviembre. Toma regalo de cumple-Navidad.
Eso es ya. Es que es ya. Y lo tengo todo por hacer. No sé su talla, no sé qué pie calzan, me duele el brazo (no sé si os conté que me caí de la bici y me partí el húmero, y estoy operada y en rehabilitación), he comido chocolate y me han salido granos, ¡no he dejado mis asignaturas listas aún! Y tengo dos cómics por traducir y un curso online por dar. ¿Concentración? Ni está ni se la espera.
La mamá de Udai me ha dicho que me ponga ya con la maleta de los niños: apiretal, chaquetas no muy gruesas (vaya por Dios, justo había comprado un plumas para cada uno)… por la comida que no me preocupe, que en los hoteles hay de todo. Aunque la mamá de Saiani se llevó cosas envasadas al vacío para que fuera probando sabores.
Nos han dicho que aún no está claro si vamos a Jaipur o nos traen a los niños a Delhi. Si fuera otro momento, si no hubiera una pandemia y si no lleváramos meses de retraso en nuestro proceso, me encantaría ver Jaipur, pero tal y como está todo, mi prioridad no es hacer turismo. Preferiría que la entrega fuera rápida y el viaje corto.
En esta noche de desvelo, he descubierto que en Valencia hay un colegio Waldorf reconocido por Conselleria como centro extranjero. Este tipo de enseñanza es la que desde el principio nos recomendó Namasté para nuestros hijos. Viendo la web, es un poco hippie. Está en El Puig, a 20 minutos en coche y 1 hora en tren, no está mal comunicado. En estas últimas horas me estoy replanteando la vida entera: ¿nos mudamos allí para que puedan ir andando al cole? La cuestión es que ahora mismo no podemos movernos porque todo el proceso está vinculado a la residencia en nuestra casa actual. Y tampoco conviene que los niños se muevan de una casa a otra sin ton ni son. Ya veremos…
Creo que este post es el más incoherente que he escrito hasta la fecha.
No puedo imaginarme por qué, la verdad.